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Duerme tranquila hija mía,
que está velando tu sueño
el corazón desvelado
de tu papá musiquero.
Duerme nomás que entre tanto,
y a orillas de tu silencio,
voy a contarle a tu madre
lo que entre mí a veces pienso.
Estribillo
Adónde irás con los años,
adónde te lleva el tiempo;
quién llegará, cómo y cuándo,
para ser tu compañero.
Cómo me cuesta perderte
ser tuyo y no ser tu dueño;
quedarme solo en testigo
y no apuntalar tu sueño.
Busco en mí la palabra
que te debo y no la encuentro.
Quiero hacerte un regalo
que te sirva y no tengo.
Te acaricio y me tiembla
la ternura en los dedos.
Me preocupa quererte
y no sé cómo hacer.
Me recibí de padre
como si fuera un sueño.
Puesto a andar en la vida,
tropecé con los hechos.
Me enseñaron de chico
que el amor era ciego
y segado de amor
no pensé nunca en ésto.
Con traerte a este mundo
solté un río tremendo
que se fue de mis manos,
que se fue de mi tiempo.
Cada día que pasa sos distinta
y confieso que no sé qué decirte
más allá de mis besos.
Como yo y como todos
sé que sos un misterio,
un inmenso posible
y un hermoso proyecto.
Yo, tan sólo un testigo
que te sigue de lejos
con el alma en los ojos
y soñando un encuentro?
Qué haremos tu madre y yo
sino darnos por entero,
sabiendo que nuestros hijos
soy ellos y no son nuestros.
Cómo seguirlos de cerca
por amor y no por celos;
Cómo hacer que nos elijan
como padres verdaderos.
(estribillo)
Tomado de AlbumCancionYLetra.comLetra: Julián Zini
Música: Ricardo "Tito" Gómez y Joaquín Sheridan