Una mujer
por despecho -o por placer-
enterró en un jardín
un coco seco mojado en carmín.
Luego un rival,
narcotraficando el mal,
escupía con ron
y alfilereaba un feliz corazón.
Yo no se
cómo hay quien malversa la vida
cómo hay quien invoca una hérida
como pueden gastar el amor.
Yo no se
(Como si no faltaran las penas;
como si nos sobraran las cenas
como si diera dicha el dolor.)
Yo no se
si el mal tiempo trae mala fe;
si la desesperación hace blanco
y se cierran los laicos colegios;
si se vuelve al sortilegio
y aprendices de delfín
creen llegar a Merlín.
Yo no se
si el mal tiempo trae mala fe,
pero a mí lo que me embruja es volar
y hechizarme con tus sortilegios:
soy brillante en tu colegio;
subo nota en el amor,
vuelo allí
como al sol
un colibrí.
Abracadabra,
curandera mi palabra,
todo mal pone bien,
sana del odio y vacuna también.
Abracadabra,
siga la pata en su cabra,
girasol, alhelí,
la mariposa besó al colibrí.
Tomado de AlbumCancionYLetra.com
Cuenta Silvio: «Hace unos meses vínieron a casa unos amigos y me alertaron sobre todo tipo de hechizos siniestros que amenazaban cada rincón de mi existencia. Ante tal peligro no tuve otro recurso que elaborar este sortilegio de resguardo.»