Voy a contarles una historia, muy particular,
Me sucedió, hace unos meses, en un viejo bar,
Un "hola" fue suficiente para entablar conversación,
Le improvisé, un poema, inspirado en su diadema,
Las intenciones de Don Juan, ya saben ustedes dónde van.
Cuando eran siete las cervezas, haciendo alarde de destreza,
La invité a mi departamento, inventando no sé qué cuento,
Aceptó, muy gustosa, eran las dos de la madrugada,
Qué manera de darle fin a la jornada.
Pasó lo que tenía que pasar, la noche fue de amar y amar,
Lo cómico es que al despertar, cuando urge una caricia,
Me dijo "Son ochenta de los verdes, y eso por tratarse de ti".
Le dije: "estoy acabado, mira no tengo ni un centavo,
Sólo amanecí un poquito enamorado,
¿Aceptas un cheque post fechado,
Que sirva de pago, por haberte amado?".
Me dio un beso en la barbilla, que me hizo un tanto cosquillas,
Se vistió y se fue, ¿a dónde? yo no sé,
Una lágrima en su mejilla, y en su historia otra pesadilla,
Regresó, y me dijo: "Tu deuda está saldada,
Yo también me marcho algo enamorada".
Le dije: "estoy acabado, mira no tengo ni un centavo,
Sólo amanecí un poquito enamorado,
¿Aceptas un cheque post fechado,
Que sirva de pago, por haberte amado?".
Tomado de AlbumCancionYLetra.com
Ochenta verdes por ternura, es una ganga en el mercado,
Yo que buscaba una aventura, y terminé enamorado.