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Letra actual de la canción
De carta de más me vía <br />sin saber a donde dirme; <br />mas dijeron que era vago <br />y entraron a perseguirme. <br /> <br />Nunca se achican los males, <br />van poco a poco creciendo, <br />y ansina me vide pronto <br />obligado a andar juyendo. <br /> <br />No tenía mujer ni rancho <br />y a más, era resertor; <br />no tenía una prenda güena <br />ni un peso en el tirador <br /> <br />A mis hijos infelices <br />pensé volverlos a hallar, <br />y andaba de un lao al otro <br />sin tener ni que pitar. <br /> <br />Supe una vez por desgracia <br />que habia un baile por allí, <br />y medio desesperao <br />a ver la milonga fuí. <br /> <br />Riunidos al pericón <br />tantos amigos hallé, <br />que alegre de verme entre ellos <br />esa noche me apedé. <br /> <br />Como nunca, en la ocasión <br />por peliar me dió la tranca. <br />y la emprendí con un negro <br />que trujo una negra en ancas. <br /> <br />Al ver llegar la morena, <br />que no hacía caso de naides, <br />le dije con la mamúa: <br />-Va...ca...yendo gente al baile. <br /> <br />La negra entendió la cosa <br />y no tardó en contestarme, <br />mirándome como a un perro: <br />-Mas vaca será su madre.- <br /> <br />Y dentró al baile muy tiesa <br />con más cola que una zorra, <br />haciendo blanquiar los dientes <br />lo mesmo que mazamorra. <br /> <br />-!Negra linda!-... dije yo. <br />-Me gusta... pa la carona-; <br />y me puse a champurriar <br />esta coplita fregona: <br /> <br />-A los blancos hizo Dios, <br />a los mulatos San Pedro, <br />a los negros hizo el diablo <br />para tizón del infierno.- <br /> <br />Había estao juntando rabia <br />el moreno dende ajuera; <br />en lo escuro le brillaban <br />los ojos como linterna. <br /> <br />Lo conocí retobao, <br />me acerqué y le dije presto: <br />-Po...r...rudo que un hombre sea <br />nunca se enoja por esto. <br /> <br />Corcovió el de los tamangos <br />y creyéndose muy fijo: <br />-!Mas porrudo seras vos, <br />gaucho rotoso!-, me dijo. <br /> <br />Y ya se me vino al humo <br />como a buscarme la hebra, <br />y un golpe le acomodé <br />con el porrón de ginebra. <br /> <br />Ahi nomás pegó el de hollín <br />mas gruñidos que un chanchito, <br />y pelando el envenao <br />me atropelló dando gritos. <br /> <br />Pegué un brinco y abrí cancha <br />diciéndoles: -Caballeros, <br />dejen venir ese toro. <br />solo nací... solo muero. <br /> <br />El negro, después del golpe, <br />se había el poncho refalao <br />y dijo: -Vas a saber <br />si es solo o acompañado. <br /> <br />Y mientras se arremangó, <br />yo me saqué las espuelas, <br />pues malicié que aquel tío <br />no era de arriar con las riendas. <br /> <br />No hay cosa como el peligro <br />pa refrescar un mamao; <br />hasta la vista se aclara <br />por mucho que haiga chupao. <br /> <br />El negro me atropelló <br />como a quererme comer; <br />me hizo dos tiros seguidos <br />y los dos le abarajé. <br /> <br />Yo tenía un facon con S, <br />que era de lima de acero; <br />le hice un tiro, lo quitó <br />y vino ciego el moreno; <br /> <br />Y en el medio de las aspas <br />un planazo le asenté, <br />que lo largue culebriando <br />lo mesmo que buscapié. <br /> <br />Le coloriaron las motas <br />con la sangre de la herida, <br />y volvió a venir jurioso <br />como una tigra parida. <br /> <br />Y ya me hizo relumbrar <br />por los ojos el chchillo, <br />alcanzando con la punta <br />a cortarme en un carrillo. <br /> <br />Me hirvió la sangre en las venas <br />y me le afirmé al moreno, <br />dándole de punta y hacha <br />pa dejar un diablo menos. <br /> <br />Por fin en una topada <br />en el cuchillo lo alcé, <br />y como un saco de güesos <br />contra un cerco lo largué. <br /> <br />Tiró unas cuantas patadas <br />y ya cantó pal carnero: <br />nunca me puedo olvidar <br />de la agonía de aquel negro. <br /> <br />En esto la negra vino <br />con los ojos como ají <br />y empezó la pobre allí <br />a bramar como una loba. <br />yo quise darle una soba <br />a ver si la hacía callar, <br />mas pude reflesionar <br />que era malo en aquel punto, <br />y por respeto al dijunto <br />no la quise castigar. <br /> <br />Limpié el facón en los pastos, <br />desate mi redomón, <br />monté despacio y salí <br />al tranco pa el ca&tilde;nadon. <br /> <br />Después supe que al finao <br />ni siquiera lo velaron, <br />y retobao en un cuero, <br />sin rezarle lo enterraron. <br /> <br />Y dicen que dende entonces, <br />cuando es la noche serena <br />suele verse una luz mala <br />como de alma que anda en pena. <br /> <br />Yo tengo intención a veces, <br />para que no pene tanto, <br />de sacar de allí los g&utilde;esos <br />y echarlos al camposanto.
Letra nueva de la canción
De carta de más me vía <br />sin saber a donde dirme; <br />mas dijeron que era vago <br />y entraron a perseguirme. <br /> <br />Nunca se achican los males, <br />van poco a poco creciendo, <br />y ansina me vide pronto <br />obligado a andar juyendo. <br /> <br />No tenía mujer ni rancho <br />y a más, era resertor; <br />no tenía una prenda güena <br />ni un peso en el tirador <br /> <br />A mis hijos infelices <br />pensé volverlos a hallar, <br />y andaba de un lao al otro <br />sin tener ni que pitar. <br /> <br />Supe una vez por desgracia <br />que habia un baile por allí, <br />y medio desesperao <br />a ver la milonga fuí. <br /> <br />Riunidos al pericón <br />tantos amigos hallé, <br />que alegre de verme entre ellos <br />esa noche me apedé. <br /> <br />Como nunca, en la ocasión <br />por peliar me dió la tranca. <br />y la emprendí con un negro <br />que trujo una negra en ancas. <br /> <br />Al ver llegar la morena, <br />que no hacía caso de naides, <br />le dije con la mamúa: <br />-Va...ca...yendo gente al baile. <br /> <br />La negra entendió la cosa <br />y no tardó en contestarme, <br />mirándome como a un perro: <br />-Mas vaca será su madre.- <br /> <br />Y dentró al baile muy tiesa <br />con más cola que una zorra, <br />haciendo blanquiar los dientes <br />lo mesmo que mazamorra. <br /> <br />-!Negra linda!-... dije yo. <br />-Me gusta... pa la carona-; <br />y me puse a champurriar <br />esta coplita fregona: <br /> <br />-A los blancos hizo Dios, <br />a los mulatos San Pedro, <br />a los negros hizo el diablo <br />para tizón del infierno.- <br /> <br />Había estao juntando rabia <br />el moreno dende ajuera; <br />en lo escuro le brillaban <br />los ojos como linterna. <br /> <br />Lo conocí retobao, <br />me acerqué y le dije presto: <br />-Po...r...rudo que un hombre sea <br />nunca se enoja por esto. <br /> <br />Corcovió el de los tamangos <br />y creyéndose muy fijo: <br />-!Mas porrudo seras vos, <br />gaucho rotoso!-, me dijo. <br /> <br />Y ya se me vino al humo <br />como a buscarme la hebra, <br />y un golpe le acomodé <br />con el porrón de ginebra. <br /> <br />Ahi nomás pegó el de hollín <br />mas gruñidos que un chanchito, <br />y pelando el envenao <br />me atropelló dando gritos. <br /> <br />Pegué un brinco y abrí cancha <br />diciéndoles: -Caballeros, <br />dejen venir ese toro. <br />solo nací... solo muero. <br /> <br />El negro, después del golpe, <br />se había el poncho refalao <br />y dijo: -Vas a saber <br />si es solo o acompañado. <br /> <br />Y mientras se arremangó, <br />yo me saqué las espuelas, <br />pues malicié que aquel tío <br />no era de arriar con las riendas. <br /> <br />No hay cosa como el peligro <br />pa refrescar un mamao; <br />hasta la vista se aclara <br />por mucho que haiga chupao. <br /> <br />El negro me atropelló <br />como a quererme comer; <br />me hizo dos tiros seguidos <br />y los dos le abarajé. <br /> <br />Yo tenía un facon con S, <br />que era de lima de acero; <br />le hice un tiro, lo quitó <br />y vino ciego el moreno; <br /> <br />Y en el medio de las aspas <br />un planazo le asenté, <br />que lo largue culebriando <br />lo mesmo que buscapié. <br /> <br />Le coloriaron las motas <br />con la sangre de la herida, <br />y volvió a venir jurioso <br />como una tigra parida. <br /> <br />Y ya me hizo relumbrar <br />por los ojos el chchillo, <br />alcanzando con la punta <br />a cortarme en un carrillo. <br /> <br />Me hirvió la sangre en las venas <br />y me le afirmé al moreno, <br />dándole de punta y hacha <br />pa dejar un diablo menos. <br /> <br />Por fin en una topada <br />en el cuchillo lo alcé, <br />y como un saco de güesos <br />contra un cerco lo largué. <br /> <br />Tiró unas cuantas patadas <br />y ya cantó pal carnero: <br />nunca me puedo olvidar <br />de la agonía de aquel negro. <br /> <br />En esto la negra vino <br />con los ojos como ají <br />y empezó la pobre allí <br />a bramar como una loba. <br />yo quise darle una soba <br />a ver si la hacía callar, <br />mas pude reflesionar <br />que era malo en aquel punto, <br />y por respeto al dijunto <br />no la quise castigar. <br /> <br />Limpié el facón en los pastos, <br />desate mi redomón, <br />monté despacio y salí <br />al tranco pa el ca&tilde;nadon. <br /> <br />Después supe que al finao <br />ni siquiera lo velaron, <br />y retobao en un cuero, <br />sin rezarle lo enterraron. <br /> <br />Y dicen que dende entonces, <br />cuando es la noche serena <br />suele verse una luz mala <br />como de alma que anda en pena. <br /> <br />Yo tengo intención a veces, <br />para que no pene tanto, <br />de sacar de allí los g&utilde;esos <br />y echarlos al camposanto.
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