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Letra actual de la canción
CON ESTA MÚSICA. <br />Letra y Música: Tito Fernández <br />Con esta música, y una vieja guitarra, <br />un día empecé a cantar y he conseguido, <br />después de tanto tiempo, hacer, del alma, <br />la casa, buena, de todos mis amigos. <br /> <br />Aquí se han venido a vivir muchas personas, <br />cada una en un lugar, eternamente, <br />y guardaré, lo juro, de las horas, <br />la mejor que me han dado, para siempre. <br /> <br />Pero tal vez ellos no saben que es así, <br />y, a veces, me han clavado alguna espina <br />que no merezco, por haber sido, de fe, <br />el amigo, leal, que merecían. <br /> <br />Hoy confieso estar dolido, lo confieso, <br />abiertamente, sin poses y sin ira, <br />me estoy quedando solo, sin remedio, <br />y estar solo es lo más triste de la vida. <br /> <br />Yo quisiera preguntar, a mis amigos, <br />y a la gente que vive, allá, en mi casa, <br />y a la que va, por la calle, sin sentido <br />y que nunca saluda, cuando pasa. <br /> <br />¿Por qué, después de todos estos años, <br />el cantor les parece, diferente? <br />¿Por qué le niegan el derecho a hacer su canto <br />de sangre, puro y vivo, como siempre? <br /> <br />Hoy confieso que es verdad, que sí he cambiado, <br />pero hay que verlo, señor, sin egoísmo, <br />¿Acaso no basta mirar, desde el pasado, <br />para saber que, en rigor, no soy el mismo? <br /> <br />Algunas canas más, ¿Verdad? y estos anteojos <br />que me hace ver más viejo, según unos, <br />pero de tanto leer, los pobres ojos <br />se le van cansando y cansando, así, a uno. <br /> <br />Y de tanto escribir la pobre espalda <br />se va curvando y la mano ya no sabe <br />del áspero calor, obrero, de la pala, <br />que nos daba el sustento cuando el hambre. <br /> <br />Y la ropa es distinta, y la corbata, <br />que me ahoga, a veces, cuando siento <br />que se me escapa un sollozo, desde el alma, <br />si hay alguno que me mira con desprecio. <br /> <br />Pero también hay quien ha comprendido <br />y me tiende la mano con ternura, <br />y están sus ojos, limpios, tan queridos <br />y la frágil verdad de su cintura. <br /> <br />Y allí me he refugiado, y esta tarde, <br />quisiera agradecer, sinceramente, <br />a quienes me han acompañado <br />y me han hecho sentir (así) que estoy vigente. <br /> <br />A pesar de todos los problemas. <br />A pesar de todos los insultos. <br />a pesar de la maldad, de alguna ciencia, <br />continuamos cantando, todos juntos. <br /> <br />Este canto que habla del amor, <br />este canto que habla de los niños, <br />este canto que habla de los dos <br />y que se dice con calor y con cariño. <br /> <br />Este canto que habla de los hombres, <br />del trabajo, de los pueblos, de su pena, <br />de la sangre, ardiente, que nos corre <br />como río, de fuego, por las venas. <br /> <br />Sí, he cambiado, señor, estoy más viejo, <br />pero los años, señor, me han enseñado, <br />que tal vez puedo ser, hoy, quien dé el consejo <br />a aquellos que recién han comenzado. <br /> <br />Con esta música, y esta vieja guitarra, <br />voy a seguir andando los caminos, <br />y voy a seguir cantando a la esperanza <br />con la fuerza, vital, de los sentidos. <br /> <br />Hoy, he venido a cumplir una promesa, <br />y a confesar que sigo haciendo canto, <br />a pesar de los escollos y advertencias <br />que me pone, alguna gente, a cada paso. <br /> <br />El que nació cantor, será cantor, <br />para eso Dios lo ha destinado, <br />y no importa, por ahí, algún dolor, <br />cuando cosa peor se ha soportado. <br /> <br />Ya me voy, cumplida mi promesa, <br />mañana nos reiremos de las penas, <br />en un cuento, o en el aro de una cueca, <br />o en alguna esperanza bien chilena.
Letra nueva de la canción
CON ESTA MÚSICA. <br />Letra y Música: Tito Fernández <br />Con esta música, y una vieja guitarra, <br />un día empecé a cantar y he conseguido, <br />después de tanto tiempo, hacer, del alma, <br />la casa, buena, de todos mis amigos. <br /> <br />Aquí se han venido a vivir muchas personas, <br />cada una en un lugar, eternamente, <br />y guardaré, lo juro, de las horas, <br />la mejor que me han dado, para siempre. <br /> <br />Pero tal vez ellos no saben que es así, <br />y, a veces, me han clavado alguna espina <br />que no merezco, por haber sido, de fe, <br />el amigo, leal, que merecían. <br /> <br />Hoy confieso estar dolido, lo confieso, <br />abiertamente, sin poses y sin ira, <br />me estoy quedando solo, sin remedio, <br />y estar solo es lo más triste de la vida. <br /> <br />Yo quisiera preguntar, a mis amigos, <br />y a la gente que vive, allá, en mi casa, <br />y a la que va, por la calle, sin sentido <br />y que nunca saluda, cuando pasa. <br /> <br />¿Por qué, después de todos estos años, <br />el cantor les parece, diferente? <br />¿Por qué le niegan el derecho a hacer su canto <br />de sangre, puro y vivo, como siempre? <br /> <br />Hoy confieso que es verdad, que sí he cambiado, <br />pero hay que verlo, señor, sin egoísmo, <br />¿Acaso no basta mirar, desde el pasado, <br />para saber que, en rigor, no soy el mismo? <br /> <br />Algunas canas más, ¿Verdad? y estos anteojos <br />que me hace ver más viejo, según unos, <br />pero de tanto leer, los pobres ojos <br />se le van cansando y cansando, así, a uno. <br /> <br />Y de tanto escribir la pobre espalda <br />se va curvando y la mano ya no sabe <br />del áspero calor, obrero, de la pala, <br />que nos daba el sustento cuando el hambre. <br /> <br />Y la ropa es distinta, y la corbata, <br />que me ahoga, a veces, cuando siento <br />que se me escapa un sollozo, desde el alma, <br />si hay alguno que me mira con desprecio. <br /> <br />Pero también hay quien ha comprendido <br />y me tiende la mano con ternura, <br />y están sus ojos, limpios, tan queridos <br />y la frágil verdad de su cintura. <br /> <br />Y allí me he refugiado, y esta tarde, <br />quisiera agradecer, sinceramente, <br />a quienes me han acompañado <br />y me han hecho sentir (así) que estoy vigente. <br /> <br />A pesar de todos los problemas. <br />A pesar de todos los insultos. <br />a pesar de la maldad, de alguna ciencia, <br />continuamos cantando, todos juntos. <br /> <br />Este canto que habla del amor, <br />este canto que habla de los niños, <br />este canto que habla de los dos <br />y que se dice con calor y con cariño. <br /> <br />Este canto que habla de los hombres, <br />del trabajo, de los pueblos, de su pena, <br />de la sangre, ardiente, que nos corre <br />como río, de fuego, por las venas. <br /> <br />Sí, he cambiado, señor, estoy más viejo, <br />pero los años, señor, me han enseñado, <br />que tal vez puedo ser, hoy, quien dé el consejo <br />a aquellos que recién han comenzado. <br /> <br />Con esta música, y esta vieja guitarra, <br />voy a seguir andando los caminos, <br />y voy a seguir cantando a la esperanza <br />con la fuerza, vital, de los sentidos. <br /> <br />Hoy, he venido a cumplir una promesa, <br />y a confesar que sigo haciendo canto, <br />a pesar de los escollos y advertencias <br />que me pone, alguna gente, a cada paso. <br /> <br />El que nació cantor, será cantor, <br />para eso Dios lo ha destinado, <br />y no importa, por ahí, algún dolor, <br />cuando cosa peor se ha soportado. <br /> <br />Ya me voy, cumplida mi promesa, <br />mañana nos reiremos de las penas, <br />en un cuento, o en el aro de una cueca, <br />o en alguna esperanza bien chilena.
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