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EL ESPUELAZO. <br />Letra y Música: Tito Fernández <br />Hacía calor, ese verano, <br />y el sol pegaba como bestia de allá arriba. <br />Ajuera'e la cantina los caballos <br />huasquiaban, con la cola, p'a inventar una brisa. <br /> <br />¡Salú! de vez en cuando se escuchaba, <br />¡Salú! cantaba el eco de las copas. <br />Los hombres, de la tierra, en dos palabras <br />se entienden y se dicen muchas cosas. <br /> <br />De repente hubo un revuelo en los caballos, <br />alguien andaba remoliendo un poco, <br />Cuando hay vino y coraje, no es extraño <br />que alguno quiera sacarse algún antojo. <br /> <br />Güena la yegua, joven el jinete, <br />brillante la plata en los aperos, <br />luminosos los ojos se parecen <br />al color de la espuela, puro acero. <br />Una carrera loca, por la calle, <br />¡mala hora le ha tocao al animal! dice alguno. <br />Pero no hay de qué extrañarse, pues, <br />otra gracia del hijo de don Juan. <br /> <br />Una caracoleá, después el ocho, <br />un espuelazo sangriento, y una mano <br />que sujeta las riendas, y el asombro <br />que se aprieta en los ojos y en los labios. <br /> <br />Nadie dice palabra, todos mudos. <br />El jinete, sorprendido, nada entiende. <br />Seguramente el hombre, aquel, de ceño duro <br />no sabe con quien trata y no comprende. <br /> <br />¡No me espuelee la yegua amigo! dijo el hombre, <br />sin dejar de mirar los ojos grises, <br />sin soltar la rienda que da al freno <br />con mano poderosa y brazo firme. <br /> <br />Ahora bájese y degüélvame el caballo, <br />ya corrió, con él, como quería, ¿No? <br />este animal ya tiene algunos años <br />y no aguanta la fiesta que usté hacía. <br /> <br />Las espuelas, amigo, uno las lleva <br />p'a lucir un corralero en el rodeo, <br />no p'a hundirle las costillas a una yegua <br />que ni siquiera es suya, como veo. <br /> <br />Ahora váyase tranquilo <br />y no me mire con esa cara de no tomarme en cuenta, <br />aún me debe el espuelazo y es posible <br />que algún día regrese por la cuenta. <br /> <br />Montó el hombre en la yegua y se perdieron <br />al galope, camino de los montes, <br />dejando, allí en la calle, un mundo nuevo <br />en un muchacho que empezaba a hacerse hombre. <br /> <br />¡Salú! de vez en cuando se escuchaba, <br />¡Salú! cantaba el eco de las copas. <br />Los hombres, de la tierra, en dos palabras <br />se entienden y se dicen muchas cosas. <br /> <br /> <br /> <br />(volver)
Letra nueva de la canción
EL ESPUELAZO. <br />Letra y Música: Tito Fernández <br />Hacía calor, ese verano, <br />y el sol pegaba como bestia de allá arriba. <br />Ajuera'e la cantina los caballos <br />huasquiaban, con la cola, p'a inventar una brisa. <br /> <br />¡Salú! de vez en cuando se escuchaba, <br />¡Salú! cantaba el eco de las copas. <br />Los hombres, de la tierra, en dos palabras <br />se entienden y se dicen muchas cosas. <br /> <br />De repente hubo un revuelo en los caballos, <br />alguien andaba remoliendo un poco, <br />Cuando hay vino y coraje, no es extraño <br />que alguno quiera sacarse algún antojo. <br /> <br />Güena la yegua, joven el jinete, <br />brillante la plata en los aperos, <br />luminosos los ojos se parecen <br />al color de la espuela, puro acero. <br />Una carrera loca, por la calle, <br />¡mala hora le ha tocao al animal! dice alguno. <br />Pero no hay de qué extrañarse, pues, <br />otra gracia del hijo de don Juan. <br /> <br />Una caracoleá, después el ocho, <br />un espuelazo sangriento, y una mano <br />que sujeta las riendas, y el asombro <br />que se aprieta en los ojos y en los labios. <br /> <br />Nadie dice palabra, todos mudos. <br />El jinete, sorprendido, nada entiende. <br />Seguramente el hombre, aquel, de ceño duro <br />no sabe con quien trata y no comprende. <br /> <br />¡No me espuelee la yegua amigo! dijo el hombre, <br />sin dejar de mirar los ojos grises, <br />sin soltar la rienda que da al freno <br />con mano poderosa y brazo firme. <br /> <br />Ahora bájese y degüélvame el caballo, <br />ya corrió, con él, como quería, ¿No? <br />este animal ya tiene algunos años <br />y no aguanta la fiesta que usté hacía. <br /> <br />Las espuelas, amigo, uno las lleva <br />p'a lucir un corralero en el rodeo, <br />no p'a hundirle las costillas a una yegua <br />que ni siquiera es suya, como veo. <br /> <br />Ahora váyase tranquilo <br />y no me mire con esa cara de no tomarme en cuenta, <br />aún me debe el espuelazo y es posible <br />que algún día regrese por la cuenta. <br /> <br />Montó el hombre en la yegua y se perdieron <br />al galope, camino de los montes, <br />dejando, allí en la calle, un mundo nuevo <br />en un muchacho que empezaba a hacerse hombre. <br /> <br />¡Salú! de vez en cuando se escuchaba, <br />¡Salú! cantaba el eco de las copas. <br />Los hombres, de la tierra, en dos palabras <br />se entienden y se dicen muchas cosas. <br /> <br /> <br /> <br />(volver)
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