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Letra actual de la canción
EL NIÑO YUNTERO <br />Carne de yugo, ha nacido <br />más humillado que bello, <br />con el cuello perseguido <br />por el yugo para el cuello. <br />Nace, como la herramienta <br />a los golpes destinado, <br />de una tierra descontenta <br />y un insatisfecho arado. <br />Entre estiércol puro y vivo <br />de vacas, trae a la vida <br />un alma color de olivo <br />vieja ya y encallecida. <br />Empieza a vivir, y empieza <br />a morir de punta a punta <br />levantando la corteza <br />de su madre con la yunta. <br />Empieza a sentir, y siente <br />la vida como una guerra, <br />y a dar fatigosamente <br />en los huesos de la tierra. <br />Contar sus años no sabe, <br />y ya sabe que es sudor <br />es una corona grave <br />de sal para el labrador. <br />Trabaja y, mientras trabaja <br />masculinamente serio, <br />se unge de lluvia y se alhaja <br />de carne de cementerio. <br />A fuerza de golpes, fuerte, <br />y a fuerza de sol, bruñido, <br />con una ambición de muerte <br />despedaza un pan reñido. <br />Cada nuevo día es <br />más raíz, menos criatura, <br />que escucha bajo sus pies <br />la voz de la sepultura. <br />Y como raíz se hunde <br />en la tierra lentamente, <br />para que la tierra inunde <br />de paz y panes su frente. <br />Me duele este niño hambriento <br />como una grandiosa espina, <br />y su vivir ceniciento <br />revuelve mi alma de encina. <br />Lo veo arar rastrojos, <br />y devorar un mendrugo, <br />y declarar con los ojos <br />que por qué es carne de yugo. <br />Me da su arado en el pecho, <br />y su vida en la garganta, <br />y sufro viendo el barbecho <br />tan grande bajo su planta. <br />¿Quién salvará a este chiquillo <br />menor que un grano de avena? <br />¿De dónde saldrá el martillo <br />verdugo de esta cadena? <br />Que salga del corazón <br />de los hombres jornaleros, <br />que antes de ser hombres son <br />y han sido niños yunteros.
Letra nueva de la canción
EL NIÑO YUNTERO <br />Carne de yugo, ha nacido <br />más humillado que bello, <br />con el cuello perseguido <br />por el yugo para el cuello. <br />Nace, como la herramienta <br />a los golpes destinado, <br />de una tierra descontenta <br />y un insatisfecho arado. <br />Entre estiércol puro y vivo <br />de vacas, trae a la vida <br />un alma color de olivo <br />vieja ya y encallecida. <br />Empieza a vivir, y empieza <br />a morir de punta a punta <br />levantando la corteza <br />de su madre con la yunta. <br />Empieza a sentir, y siente <br />la vida como una guerra, <br />y a dar fatigosamente <br />en los huesos de la tierra. <br />Contar sus años no sabe, <br />y ya sabe que es sudor <br />es una corona grave <br />de sal para el labrador. <br />Trabaja y, mientras trabaja <br />masculinamente serio, <br />se unge de lluvia y se alhaja <br />de carne de cementerio. <br />A fuerza de golpes, fuerte, <br />y a fuerza de sol, bruñido, <br />con una ambición de muerte <br />despedaza un pan reñido. <br />Cada nuevo día es <br />más raíz, menos criatura, <br />que escucha bajo sus pies <br />la voz de la sepultura. <br />Y como raíz se hunde <br />en la tierra lentamente, <br />para que la tierra inunde <br />de paz y panes su frente. <br />Me duele este niño hambriento <br />como una grandiosa espina, <br />y su vivir ceniciento <br />revuelve mi alma de encina. <br />Lo veo arar rastrojos, <br />y devorar un mendrugo, <br />y declarar con los ojos <br />que por qué es carne de yugo. <br />Me da su arado en el pecho, <br />y su vida en la garganta, <br />y sufro viendo el barbecho <br />tan grande bajo su planta. <br />¿Quién salvará a este chiquillo <br />menor que un grano de avena? <br />¿De dónde saldrá el martillo <br />verdugo de esta cadena? <br />Que salga del corazón <br />de los hombres jornaleros, <br />que antes de ser hombres son <br />y han sido niños yunteros.
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