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Letra actual de la canción
El viaje <br /> <br />Emprendí un intimo viaje por el edén de tu ser. <br />Primero fui llanto y ancle en tus ojos. <br />humedecí los cristales y una lagrima indiscreta <br />me hablo, despojada, de tus espinas sombrías. <br /> <br />Después fui noche. <br />Me cole entre tus pestañas disfrazado de sueño <br />siendo el único testigo de tu tensa fantasía. <br /> <br />Mas tarde fui sol. <br />Me pose en tu cabeza y descendí por tus hombros <br />sembrando tu espalda de luz y calor <br />y tu piel cobijada, fascinada, estremecida, <br />me contó los momentos <br />donde, débil, aguardas ese abrazo oportuno. <br /> <br />También fui agua. <br />Golpeé tu boca, sedienta como ola embravecida, <br />sofocando el incendio y dejando, adrede, vivas cenizas. <br />Tus labios me bebieron sorbo a sorbo <br />bautizándome de miel, tibia y deliciosa <br />para endulzar el núcleo compasivo de tu pecho. <br /> <br />Ahora si, el recorrido termino. <br />Volare de tus adentros sujetado a un suspiro <br />y seré, por siempre, un hombre consagrado. <br />El hombre que quite tus espinas sombrías, <br />el que cumpla, vigoroso, tu tensa fantasía, <br />el que, atento, te brinde un abrazo oportuno, <br />el que, copioso, empape tu férvido incendio <br />y el que, sensible, endulce tu pecho compasivo. <br /> <br />El hombre que, loco, cautivado y decidido <br />realizo este emotivo y celebre viaje <br />con un solo horizonte, puerto y objetivo: <br />intentar aprender el camino <br />para luego dártelo todo.
Letra nueva de la canción
El viaje <br /> <br />Emprendí un intimo viaje por el edén de tu ser. <br />Primero fui llanto y ancle en tus ojos. <br />humedecí los cristales y una lagrima indiscreta <br />me hablo, despojada, de tus espinas sombrías. <br /> <br />Después fui noche. <br />Me cole entre tus pestañas disfrazado de sueño <br />siendo el único testigo de tu tensa fantasía. <br /> <br />Mas tarde fui sol. <br />Me pose en tu cabeza y descendí por tus hombros <br />sembrando tu espalda de luz y calor <br />y tu piel cobijada, fascinada, estremecida, <br />me contó los momentos <br />donde, débil, aguardas ese abrazo oportuno. <br /> <br />También fui agua. <br />Golpeé tu boca, sedienta como ola embravecida, <br />sofocando el incendio y dejando, adrede, vivas cenizas. <br />Tus labios me bebieron sorbo a sorbo <br />bautizándome de miel, tibia y deliciosa <br />para endulzar el núcleo compasivo de tu pecho. <br /> <br />Ahora si, el recorrido termino. <br />Volare de tus adentros sujetado a un suspiro <br />y seré, por siempre, un hombre consagrado. <br />El hombre que quite tus espinas sombrías, <br />el que cumpla, vigoroso, tu tensa fantasía, <br />el que, atento, te brinde un abrazo oportuno, <br />el que, copioso, empape tu férvido incendio <br />y el que, sensible, endulce tu pecho compasivo. <br /> <br />El hombre que, loco, cautivado y decidido <br />realizo este emotivo y celebre viaje <br />con un solo horizonte, puerto y objetivo: <br />intentar aprender el camino <br />para luego dártelo todo.
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