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Corregir Letra Invierno de Gustavo Huarina
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Letra actual de la canción
invierno <br />Llega el invierno. Espléndido dictado <br />me dan las lentas hojas <br />vestidas de silencio y amarillo. <br /> <br />Soy un libro de nieve, <br />una espaciosa mano, una pradera, <br />un círculo que espera, <br />pertenezco a la tierra y a su invierno. <br /> <br />Creció el rumor del mundo en el follaje, <br />ardió después el trigo constelado <br />por flores rojas como quemaduras, <br />luego llegó el otoño a establecer <br />la escritura del vino: <br />todo pasó, fue cielo pasajero <br />la copa del estío, <br />y se apagó la nube navegante. <br /> <br />Yo esperé en el balcón tan enlutado, <br />como ayer con las yedras de mi infancia, <br />que la tierra extendiera <br />sus alas en mi amor deshabitado. <br />Yo supe que la rosa caería <br />y el hueso del durazno transitorio <br />volvería a dormir y a germinar: <br />y me embriagué con la copa del aire <br />hasta que todo el mar se hizo nocturno <br />y el arrebol se convirtió en ceniza. <br /> <br />La tierra vive ahora <br />tranquilizando su interrogatorio, <br />extendida la piel de su silencio. <br /> <br />Yo vuelvo a ser ahora <br />el taciturno que llegó de lejos <br />envuelto en lluvia fría y en campanas: <br />debo a la muerte pura de la tierra <br />la voluntad de mis gerruinaciones.
Letra nueva de la canción
invierno <br />Llega el invierno. Espléndido dictado <br />me dan las lentas hojas <br />vestidas de silencio y amarillo. <br /> <br />Soy un libro de nieve, <br />una espaciosa mano, una pradera, <br />un círculo que espera, <br />pertenezco a la tierra y a su invierno. <br /> <br />Creció el rumor del mundo en el follaje, <br />ardió después el trigo constelado <br />por flores rojas como quemaduras, <br />luego llegó el otoño a establecer <br />la escritura del vino: <br />todo pasó, fue cielo pasajero <br />la copa del estío, <br />y se apagó la nube navegante. <br /> <br />Yo esperé en el balcón tan enlutado, <br />como ayer con las yedras de mi infancia, <br />que la tierra extendiera <br />sus alas en mi amor deshabitado. <br />Yo supe que la rosa caería <br />y el hueso del durazno transitorio <br />volvería a dormir y a germinar: <br />y me embriagué con la copa del aire <br />hasta que todo el mar se hizo nocturno <br />y el arrebol se convirtió en ceniza. <br /> <br />La tierra vive ahora <br />tranquilizando su interrogatorio, <br />extendida la piel de su silencio. <br /> <br />Yo vuelvo a ser ahora <br />el taciturno que llegó de lejos <br />envuelto en lluvia fría y en campanas: <br />debo a la muerte pura de la tierra <br />la voluntad de mis gerruinaciones.
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