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Corregir Letra La Pobre Viejecita de Carlos Vives
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Letra actual de la canción
Érase una viejecita<br />sin nadita que comer<br />sino carnes, frutas, dulces,<br />tortas, huevos, pan y pez.<br /><br />Bebía caldo, chocolate,<br />leche, vino, té y café,<br />y la pobre no encontraba<br />qué comer ni qué beber.<br /><br />Y esta vieja no tenía<br />ni un ranchito en qué vivir<br />fuera de una casa grande<br />con su huerta y su jardín.<br /><br />Nadie, nadie la cuidaba<br />sino Andrés y Juan y Gil<br />y ocho criadas y dos pajes<br />de librea y corbatín.<br /><br />Nunca tuvo en qué sentarse<br />sino sillas y sofás<br />con banquitos y cojines<br />y resorte al espaldar.<br /><br />Ni otra cama que una grande<br />más dorada que un altar,<br />con colchón de blanda pluma,<br />mucha seda y mucho holán.<br /><br />Y esta pobre viejecita<br />cada año hasta su fin,<br />tuvo un año más de vieja<br />y uno menos que vivir.<br /><br />Y al mirarse en el espejo<br />la espantaba siempre allí<br />otra vieja de antiparras,<br />papalina y peluquín.<br /><br />Y esta pobre viejecita<br />no tenía qué vestir<br />sino trajes de mil cortes<br />y de telas mil y mil.<br /><br />Y a no ser por sus zapatos<br />chanclas, botas y escarpín,<br />descalcita por el suelo<br />anduviera la infeliz.<br /><br />Apetito nunca tuvo<br />acabando de comer,<br />ni gozó salud completa<br />cuando no se hallaba bien.<br /><br />Se murió de mal de arrugas,<br />ya encorvada como un tres,<br />y jamás volvió a quejarse<br />ni de hambre ni de sed.<br /><br />Y esta pobre viejecita<br />al morir no dejó más<br />que onzas, joyas, tierras, casas,<br />ocho gatos y un turpial.<br /><br />Duerma en paz, y Dios permita<br />que logremos disfrutar<br />las pobrezas de esta pobre<br />y morir del mismo mal.
Letra nueva de la canción
Érase una viejecita<br />sin nadita que comer<br />sino carnes, frutas, dulces,<br />tortas, huevos, pan y pez.<br /><br />Bebía caldo, chocolate,<br />leche, vino, té y café,<br />y la pobre no encontraba<br />qué comer ni qué beber.<br /><br />Y esta vieja no tenía<br />ni un ranchito en qué vivir<br />fuera de una casa grande<br />con su huerta y su jardín.<br /><br />Nadie, nadie la cuidaba<br />sino Andrés y Juan y Gil<br />y ocho criadas y dos pajes<br />de librea y corbatín.<br /><br />Nunca tuvo en qué sentarse<br />sino sillas y sofás<br />con banquitos y cojines<br />y resorte al espaldar.<br /><br />Ni otra cama que una grande<br />más dorada que un altar,<br />con colchón de blanda pluma,<br />mucha seda y mucho holán.<br /><br />Y esta pobre viejecita<br />cada año hasta su fin,<br />tuvo un año más de vieja<br />y uno menos que vivir.<br /><br />Y al mirarse en el espejo<br />la espantaba siempre allí<br />otra vieja de antiparras,<br />papalina y peluquín.<br /><br />Y esta pobre viejecita<br />no tenía qué vestir<br />sino trajes de mil cortes<br />y de telas mil y mil.<br /><br />Y a no ser por sus zapatos<br />chanclas, botas y escarpín,<br />descalcita por el suelo<br />anduviera la infeliz.<br /><br />Apetito nunca tuvo<br />acabando de comer,<br />ni gozó salud completa<br />cuando no se hallaba bien.<br /><br />Se murió de mal de arrugas,<br />ya encorvada como un tres,<br />y jamás volvió a quejarse<br />ni de hambre ni de sed.<br /><br />Y esta pobre viejecita<br />al morir no dejó más<br />que onzas, joyas, tierras, casas,<br />ocho gatos y un turpial.<br /><br />Duerma en paz, y Dios permita<br />que logremos disfrutar<br />las pobrezas de esta pobre<br />y morir del mismo mal.
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