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Letra actual de la canción
Mi primera mujer era una arpía, <br />pero, muchacho, <br />el punto del gazpacho. <br />joder si lo tenía, <br />se llamaba... digamos que Sofía. <br />Un mal día <br />me puso las maletas <br />a los pies de la estatua de un poeta, <br />que está, inmortalizado, <br />en su glorieta. <br />Después de, no se asombren, <br />registrar a su nombre, <br />mi chalet adosado, <br />mi visa, mi pasado, <br />su prisa y su futuro, <br />dejándome tirado <br />y sin un duro. <br />La gota que colmó, <br />damas y caballeros, <br />el vaso de su amor, <br />fue de colesterol. <br />Harto, tras dos infartos, <br />de acercarme al tercero... <br />al sístole y al diástole <br />de mi corazón <br />le puse un marcapasos, <br />que andaba con retraso, <br />haciendo interferencias <br />en la frecuencia <br />del televisor. <br />Desde que la perdí <br />hasta hoy, pobre de mí, <br />cada vez más borracho, <br />ruedo de mostrador <br />en mostrador: <br />jefe: ¿tienen gazpacho? <br />Pero... qué hermosa era <br />cuando iba de mi brazo por la acera, <br />¿ustedes me han mirado?, <br />pedirle a ese bombón que me quisiera <br />¿no les parece que era <br />pedirle demasiado? <br /> <br />Mi segunda mujer <br />era una bruja <br />y yo, tan mamarracho, que besaba <br />el suelo que pisaba. <br />Se llamaba... digamos que Maruja. <br />Aquel día <br />volví pronto del tajo, <br />y, en mi cama, <br />debajo <br />de un idiota, <br />una dama, <br />en pelotas, <br />se lo hacía. <br />Y yo que nunca había <br />estado en una orgía, <br />quitándome las botas, <br />me dije: "ésta es la mía", <br />y tanto que lo era, <br />la del tacón de aguja <br />era Maruja. <br />"Entre ese idiota y yo, <br />cual Júpiter tronante, <br />tú eliges" dije yo, <br />¿que qué me contestó? <br />sin dudarlo un instante, <br />"me voy con el idiota". <br />Y ustedes, que creían, <br />que el idiota era yo, <br />pues no, <br />la muy pendón <br />se iba y se venía, <br />poniéndose las botas, <br />con el menos idiota <br />de los dos. <br />Y ¿saben qué les digo? <br />aquel idiota y yo <br />nos hicimos amigos, <br />el día que Maruja nos dejó... <br />por otro idiota. <br />Pero... qué hermosas eran <br />mi segunda mujer y la primera. <br />¿Ustedes me han mirado? <br />pedirles, además, que me quisieran, <br />¿no les parece que era <br />pedirles demasiado? <br /> <br />Mi tercera mujer era, señores <br />de todos los amores <br />que he perdido <br />el que más me ha dolido. <br />¿Adivinan? Se llamaba Dolores. <br />Pero, el día <br />de mi cumple, mi amorcito <br />me dijo: "Aunque eres malo, <br />Joaquinito, <br />te traigo, de regalo, <br />un regalito" <br />Con su santa inconsciencia <br />se declaró en estado, <br />y yo, que había jurado <br />morir sin descendencia, <br />como murió mi padre, <br />a la futura madre, <br />consternado: <br />"¡Hay dolores que matan!" <br />le grité dolorido <br />"¿Y no se te ha ocurrido <br />pensar que tu marido <br />hubiera preferido <br />otra corbata?" <br />Fue niña, niña pija, <br />¡ni siquiera varón!. <br />Por fin, con veinte años, <br />se la llevó un extraño, <br />y no perdí una hija, <br />gané un cuarto de baño. <br />¡Con perdón! <br />Sofía me aliñaba, <br />Maruja me adornó, <br />ya solo me faltaba <br />tomar clases de parto sin dolor <br />y con Dolores. <br />Pero... qué hermosas eran las tres, <br />y, sobre todo, la tercera <br />¿Ustedes me han mirado? <br />pedirles, además, que me quisieran <br />¿No les parece que era <br />pedirles demasiado?
Letra nueva de la canción
Mi primera mujer era una arpía, <br />pero, muchacho, <br />el punto del gazpacho. <br />joder si lo tenía, <br />se llamaba... digamos que Sofía. <br />Un mal día <br />me puso las maletas <br />a los pies de la estatua de un poeta, <br />que está, inmortalizado, <br />en su glorieta. <br />Después de, no se asombren, <br />registrar a su nombre, <br />mi chalet adosado, <br />mi visa, mi pasado, <br />su prisa y su futuro, <br />dejándome tirado <br />y sin un duro. <br />La gota que colmó, <br />damas y caballeros, <br />el vaso de su amor, <br />fue de colesterol. <br />Harto, tras dos infartos, <br />de acercarme al tercero... <br />al sístole y al diástole <br />de mi corazón <br />le puse un marcapasos, <br />que andaba con retraso, <br />haciendo interferencias <br />en la frecuencia <br />del televisor. <br />Desde que la perdí <br />hasta hoy, pobre de mí, <br />cada vez más borracho, <br />ruedo de mostrador <br />en mostrador: <br />jefe: ¿tienen gazpacho? <br />Pero... qué hermosa era <br />cuando iba de mi brazo por la acera, <br />¿ustedes me han mirado?, <br />pedirle a ese bombón que me quisiera <br />¿no les parece que era <br />pedirle demasiado? <br /> <br />Mi segunda mujer <br />era una bruja <br />y yo, tan mamarracho, que besaba <br />el suelo que pisaba. <br />Se llamaba... digamos que Maruja. <br />Aquel día <br />volví pronto del tajo, <br />y, en mi cama, <br />debajo <br />de un idiota, <br />una dama, <br />en pelotas, <br />se lo hacía. <br />Y yo que nunca había <br />estado en una orgía, <br />quitándome las botas, <br />me dije: "ésta es la mía", <br />y tanto que lo era, <br />la del tacón de aguja <br />era Maruja. <br />"Entre ese idiota y yo, <br />cual Júpiter tronante, <br />tú eliges" dije yo, <br />¿que qué me contestó? <br />sin dudarlo un instante, <br />"me voy con el idiota". <br />Y ustedes, que creían, <br />que el idiota era yo, <br />pues no, <br />la muy pendón <br />se iba y se venía, <br />poniéndose las botas, <br />con el menos idiota <br />de los dos. <br />Y ¿saben qué les digo? <br />aquel idiota y yo <br />nos hicimos amigos, <br />el día que Maruja nos dejó... <br />por otro idiota. <br />Pero... qué hermosas eran <br />mi segunda mujer y la primera. <br />¿Ustedes me han mirado? <br />pedirles, además, que me quisieran, <br />¿no les parece que era <br />pedirles demasiado? <br /> <br />Mi tercera mujer era, señores <br />de todos los amores <br />que he perdido <br />el que más me ha dolido. <br />¿Adivinan? Se llamaba Dolores. <br />Pero, el día <br />de mi cumple, mi amorcito <br />me dijo: "Aunque eres malo, <br />Joaquinito, <br />te traigo, de regalo, <br />un regalito" <br />Con su santa inconsciencia <br />se declaró en estado, <br />y yo, que había jurado <br />morir sin descendencia, <br />como murió mi padre, <br />a la futura madre, <br />consternado: <br />"¡Hay dolores que matan!" <br />le grité dolorido <br />"¿Y no se te ha ocurrido <br />pensar que tu marido <br />hubiera preferido <br />otra corbata?" <br />Fue niña, niña pija, <br />¡ni siquiera varón!. <br />Por fin, con veinte años, <br />se la llevó un extraño, <br />y no perdí una hija, <br />gané un cuarto de baño. <br />¡Con perdón! <br />Sofía me aliñaba, <br />Maruja me adornó, <br />ya solo me faltaba <br />tomar clases de parto sin dolor <br />y con Dolores. <br />Pero... qué hermosas eran las tres, <br />y, sobre todo, la tercera <br />¿Ustedes me han mirado? <br />pedirles, además, que me quisieran <br />¿No les parece que era <br />pedirles demasiado?
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