Con la estela inagotable
de aquél que siempre ha sido camino.
Tu templanza quien supiera
buscarla en lontananza
vibrante de humedad.
Si bien ha pasado el hombre,
se ha quedado el tiempo
en el recuerdo,
que va enredando los hechos
con tu faz.
No me fueras más remota
si antecedes las memorias de tu edad.
Con la fresca sobriedad de antaño
y reflexión del alma,
tu pesado pesar de roca
se ha jurado nostalgia años atrás.
Con tanto ayer en tus tapias
ancestrales y polvosas, que
de noche cuentan murmullos
a la paz.
Cuando el campo está en silencio,
tu lamento lleva el viento a dónde va.
Di coloso, viejo y triste,
los secretos del silencio.
Cuándo el viento lleva eterno
los suspiros del perpetuo
condenado a soledades,
cuándo busca entre tus quicios,
hoy vacíos y destierros
y olvidados por condena
de lo reluciente y nuevo,
yo te invoco y tu pasado
a ser la flor de mi verso.
Por la noche y la tiniebla,
por la estrella y el sendero.
Tomado de AlbumCancionYLetra.comFue cuando el tiempo
bajara cantando
y rasgando las lunas,
al sol, de epopeyas
y arrojó leyendas
como si sembrara
maíz en semillas
y etapas en eras.
Ligando proezas
al cinto celeste
de muerte a la vida,
de alivio a las pestes
Tú viste al hombre,
tú viste la muerte,
miraste al tiempo
de cinto celeste,
miraste...