Son astas de ciervo las aguas del cielo.
Un caballo besa el rotundo sangrar
de mi amor ciego,
regando tu suelo.
Y es blanco el desorden de mis pensamientos.
La dosis de hielo embellece la sien
con sueños,
con sueños de hierro.
Muerde con tijeras el huevo de nieve
que rasga cariño en mi sed.
Llueve con tus manos en mi rota cárcel
sin mármol, pestañas de tren.
Condena en mi alma de voluntad yerma.
La loca resina de mi desnudar
te quiere,
sin sombra te quiere.
No tengo qué darte, sólo mi desierto
de rosas y vino, de ahogar despertar,
pero te quiero,
ay, niña, te quiero.
Tomado de AlbumCancionYLetra.comSólo dime lunas para tener noches
con moldes de ti y tu abrazar.
Sólo dame adioses que rompan mis ojos
y astillen mis brazos sin tu respirar.