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Hoy empecé a andar y sin fijarme
no sé cómo llegué frente a su calle,
pero al notar mi error, al girarme,
miré hacia atrás, sin querer, y vi su imagen.
Y recordé su voz bromeando en las tardes
diciéndome que harás si hay cambio de planes.
Hoy empecé a guardar todas sus cartas,
las fotos que encontré y algunas lágrimas,
pero al tratar de juntar en una caja
todo lo que me dejó olvidé cerrarla.
Y a veces sin querer, cuando todo está en calma
la sombra del dolor asoma su cara.
Y volveré a sentir la oscuridad, a beber la soledad.
Hoy tengo que dejar su castillo en el aire,
pisar el suelo, aceptar un cambio de planes.