Ella tiene la magia, de un instante de amor
y su mirada un toque de misterio
Cuando ella llega siempre suelo perder el control
no vuelvo a ser el mismo, si la beso
La conciencia me dice, que no la debo querer
y el corazón me grita, que si debo
La conciencia me frena cuando la voy a querer
y el corazón me empuja hasta el infierno,
al abismo, dulce y tierno, de sus besos.
Cuando se aferra un querer al corazón
y la conciencia no tiene la razón
no valen los consejos.
Cuando se prueba del fruto del querer
cuando se aprende a sentir más de una vez
no queda más remedio
que darle cielo y alas al amor
y hacer de lo dificil, lo más bello.
La conciencia me dice, que la debo olvidar
y el corazón me grita, que no puedo
La conciencia no sabe, que no se puede hacer más
cuando te vuelves preso de unos besos
de un te quiero, del deseo, del corazón.
Cuando se aferra a un querer al corazón
y la conciencia no tiene la razón
no valen los consejos.
Cuando se prueba del fruto del querer
cuando se aprende a sentir más de una vez
no queda más remedio
que darle cielo y alas al amor
y hacer de lo dificil, lo más bello
Me dice el corazón
Que la quiera y me entregue sin condición
Pero me grita la conciencia
que lo piense bien, que no cometa esa imprudencia
Me dice el corazón
Olvidar es mejor la pasada experiencia
Pero me grita la conciencia
peligro, cuidado, utiliza la razón
Me dice el corazón
No pierdas por nada esta ocasión
Pero me grita la conciencia
Equivocarte de nuevo, no puede ser coincidencia
Me dice el corazón
Ríndete, que el amor te venció
Pero me grita la conciencia
que no es hora de querer, no hace falta una desilución
Me dice el corazón
Dale paso al amor, que está tocando tu puerta
Pero me grita la conciencia
Parece, pero no es, eso pasa con frecuencia
Tomado de AlbumCancionYLetra.com
Me dice el corazón que debo quererla
pero me grita la conciencia
que no es hora de querer,
no hace falta una desilusión
me dice el corazón
que no se puede querer con inteligencia
pero me grita la conciencia
que no se ponen de acuerdo
la conciencia y la razón