Virgen sin convicción, ajuar de tez morena. La rabia encasquillada, entre salitre en vena. Crucificada en la moral de hace milenios, con el rostro vetado, y un grito ahogado en el temor.
El zumbido en su cabeza le incita a la rebelión.
Si ser mujer es poco menos que un estorbo, qué más da si su ley cae sobre mí. Nada le quitan al que todo le han robado.
Grita tu libertad, coge el viento con los dedos,
es crimen o castigo. Grita tu libertad, haz callar a la tormenta, es crimen o castigo.
Harta de contestar sólo si le preguntan, triste peón de nácar, soledad profunda. Una nota escrita a nadie, pues nadie le comprende. En un mundo de ciegos, el tuerto no siempre es el rey, si la ceguera está marcada por un metrónomo de fé.
El reflejo del acero entre sus manos, un golpe seco le salpica el delantal. No ve un marido muerto, tan sólo ve un tirano.
Tomado de AlbumCancionYLetra.com
Grita tu libertad, coge el viento con los dedos,
es crimen o castigo. Grita tu libertad, haz callar a la tormenta, es crimen o castigo.