Lo llevo mal llevado saber que no está sola
la dama de mis pensamientos,
es una pesadilla que se muerde la cola
y enturbia mis razonamientos.
Lo pienso, lo repienso, me pongo de su parte,
admito que fui un poco un cerdo,
pero cuando hubo besos fueron obras de arte,
todos, toditos los recuerdo.
Ay, dama de mis pensamientos
vas de luna de miel
sin que yo sea él
y a mi me dan remordimientos.
"Que si eres imposible, que si tantos disgustos,
que quiero ser algo dichosa
Y que tengo derecho a pegarte estos sustos,
que soy mujer, que no soy cosa".
Y ya es cosa de otro, una especie de esposa
llena de bellos sentimientos.
Debo reconocerlo, conmigo era otra cosa,
ay, dama de mis pensamientos.
Ay, dama de mis pensamientos,
vas de luna de miel
sin que yo sea él
y tengo mil presentimientos.
Que cabezona, tú con tu coraza. Y yo,
con mi cabeza: sí. Y el corazón: que no.
Idolatré su cuerpo, idolatré su cara,
llegue en sus ojos al abismo.
Pero no fue suficiente que así la idolatrara,
quería más, más de mí mismo.
Me hubiera dado entero, pero ¿podía acaso?
si por amor ando disperso
y adquiero compromisos que sí vienen al caso
y es cada uno un universo.
Ay, dama de mis pensamientos,
en tu luna de miel,
sin que yo sea él,
haces extraños movimientos.
¿Por qué entonces me busca, por qué así me tortura,
me exhibe su belleza terca?.
Si estando aquí tan lejos mi mal no tiene cura,
imaginad lo que es de cerca.
De cerca es que vómito, será que estoy celoso,
será que veo una mentira.
Al fondo de sus ojos, se ve el grito angustioso
que da el amor que se retira.
Ay, dama de mis pensamientos,
en tus martes de hiel,
sin que yo sea él
me evita muy malos momentos.
Que cabezona tú, con tu coraza. Y yo,
con mi cabeza: sí. Y el corazón: que no.