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Me voy corriendo a casa,
no quiero que me vean.
Tengo granos en la cara
y me dicen cosas feas.
Me alejo de la gente.
No quiero que me huelan.
Me apestan los sobacos.
La mara me molesta.
No sé que voy a hacer
con estas mis desgracias,
por más que pruebo anuncios
no encuentro solución.
Un día son los pies,
mañana es el aliento,
pasao el calzoncillo.
Estoy desesperao.
Me echan del trabajo
y, sin mujer al lado,
paseo solitario
en los días de huracán.
Tendré que irme al monte
o encerrarme en casa,
hacerme misionero
sería lo mejor.
¡Tampoco es para tanto!
Aún puedo esperar,
atento cada día
a mi televisor.
¡Ay, madrecita mía! ¿Cómo es que me hiciste tan feo, tan rematadamente feo? ¿Pues qué pasó el día que me diste a luz? ¿Dónde estaban los astros? ¡Ay, señor! ¡Necesito un milagro! ¡Ay! ¡Hazme un milagro!.