Se hace la hora deseada
y una vez comprada, codicia y delicia.
Al pie de aquella barranca
ese cuarto oloroso de puerta de lata.
Riendo en falso, ante el curioso que mira
y ellas esperan sentadas
que alguien las cobije y acaricie.
La mesa se va agrandando
y los invitados juegan su juego.
La charla invade el terreno
los tragos de invierno se van consumiendo.
El narigón sigue observando
el contexto de los movimientos
y ellas esperan sentadas
por alguien que se digne a rozarlas.
Liberando un pasado infectado difícil de curar
embriagando las almas, un débil recluta sin piedad.
Tomado de AlbumCancionYLetra.com
Barranca abajo demontre de la pubertad
la rabia rompe el silencio de la curiosidad
y ese furioso ladrido eterno ensayarán
y el Narigón del Barranco, los provocará.
¡ Ignorándolos ! - ¡ Invitándolos ¡