Vista previa
Cabalgando sobre el lomo de una estrella,
A través de la celeste inmensidad,
Recorrió la soledad del universo
El divino mensajero de la paz.
Descendió de los dominios del Eterno
A posarse suavemente sobre el mar,
Y al abrir emocionados la escotilla,
Era el hijo de una madre virginal.
En el seno de una niña nazarena
Fecundó, como un milagro singular,
El Espíritu de Dios a Jesucristo
Rescatando al pecador en navidad.
Y marchó por los senderos de Judea
Transportando la pobreza en su morral
San José, con el bastón de caminante,
Lentamente dirigiéndose al portal.
Compañero de María inseparable,
La condujo por la orilla del Jordán
Sin que nadie les brindara una posada
A los santos peregrinos de Judá.
Pero al fin sobre las pajas de un pesebre,
Tiritando por el frío matinal,
Floreció de la doncella soberana
El ansiado pregonero de la paz.