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La tristeza es mi sangre,
y a su vera, mi vena,
donde mora de pena,
donde muere de hambre.
Hambre y melancolía
de que la luna esté llena
de amoríos y alegrías,
soy el Príncipe de la Dulce Pena.
Un beso es donde tú terminas,
y un abrazo tuyo, mi abrigo.
Tu boca donde allí germina
mi delirio y mi muerte... si es contigo.