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Fui a cazar,
logré cargar mi arma y mi voz.
Creí equilibrar,
la muerte en paz y la vida sin fin.
Fui a cazar,
creí pisar una parte de mi.
Fui a cazar,
y huí sin parar, de qué debo huir.
Fui a cazar,
logré cargar mi miedo sin voz.
Fui a cazar,
y hay cortes en mi faz, de qué debo huir,
de qué debo huir.
Nunca es tarde para ir de visita al cielo,
ni temprano para ser cazador de consuelos.
Nunca es tarde para ir.