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Vuelvo a recordar
todas las veces que tu amistad me ayudó.
No dejo de pensar que, en tus palabras,
siempre hay una paz sincera.
Nunca es tarde para hablar,
el tiempo es el testigo mudo de mis actos.
Ya suena en tí mi voz...
las notas abren paso a la razón: siempre estás.
De nuevo buscaré en tu consejo
la ilusión, un nuevo camino.
Ahora avanzo sin dudar,
sin miedo a la caída de mi propia sombra.
Veo quién está a mi lado,
quién me guía...
Siento tu alma en el camino, junto a mí.
Otro tropiezo más...
Mis pasos firmes se vuelven papel,
un papel quemado...
Siempre hay tiempo de escuchar,
de abrir bien mi memoria y ver quién me aconseja.
Nunca mires hacia atrás,
recuerda que en tu vida nada se repite.