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La boca del justo meditará sabiduría,
y su lengua dirá sentencias juiciosas.
Feliz el hombre que resiste la tentación,
porque, cuando fuere probado,
recibirá la corona de la vida.
¡Señor, fuego divino, ten piedad!
¡Oh, qué santa,
qué serena,
qué benévola,
qué grata!
¡Oh lirio de castidad!