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Desde que tú te fuiste nunca fue lo mismo,
perdí la razón por pasarme de listo.
Te guardé una entrada para el desconcierto,
vi tu sitio vacío, preferí verme muerto.
Ya sé que desconoces las reglas del juego,
me quemé yo solo por jugar con tu fuego.
Cuando dieron las veinte recordé los caprichos,
esos que sólo tú y yo nos habíamos dicho.
Me olvidé cuando estaba en tu pelo escondido.
Todas esas cosas que hubieras querido.
Deshojando la flor, suave Margarita,
la que me emborrachó sin perder la sonrisa.
Ya sé que desconoces las reglas del juego,
me quemé yo solo por jugar con tu fuego.
Cuando dieron las veinte recordé los caprichos,
esos que sólo tú y yo nos habíamos dicho.
Esos que sólo tú y yo nos habíamos dicho.