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Hay un cajón, de madera donde desordenadas
huyen montones de hojas secas
huyen hojas que escribí un día.
Cuando tenga ganas, cuando tenga algo de alegría,
volveré a mi casa abandonada
donde vive algo de mi todavía.
Pero se que estoy muy lejos,
no voy a dejar de mirarme al espejo.
Por mucho que salga la luna, no voy a dejar de mirarte.
Ahora que te tengo delante, no me resultas tan sorprendente.
Me sublimó al acercarme y me vacio al perderte.
Me vacio al perderte.
Algún día, algún día podré saber quien soy,
ahora no me atrapo ni con red,
me late demasiado el corazón para no descubrirme.
Vida mía, perdona si no te presto atención.
No ves que vivo en Babia y que..
quita de encima ya tu caparazón.
Y déjame, déjame, déjame,
Aunque se que es lo mismo de antes,
ya no me atrevo a mirar al frente,
te cojo la mano y llevas guantes,
ya no me miras tan fijamente,
y quisiera que al acostarme
me sienta algo diferente
sin ti, diferente...
sin ti, diferente...