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Mi querido amigo Pipo,
compañero de locuras
hoy te hago un monumento,
te lo hago de verdad.
Entro a un bar de esos de antes
y me siento en cualquier mesa
y miro el mundo pasar.
Mi querido amigo Pipo,
vos tenés el monumento
dentro de mi corazón;
porque en cada esquina o barrio
vos estás siempre presente,
con tu cigarro prendido
apoyado en el umbral.
Te acordás de la vitrola
de mi traje azul de seda,
de mi pinta de varón,
de Palermo al mediodía,
los cines de 30 guitas
y la vida sin rencor.
Mi querido amigo Pipo
donde andarás estos días,
vendiendo cosas vacías
que no te puedo olvidar.
Mi querido amigo Pipo,
cuando quiero recordarte
entro a un bar de esos de antes
y miro el mundo pasar...