El mundo visto en tus ojos abiertos,
Tiene un tono descubierto
Apenas listo en estos días,
De luz y sol que me deslumbra,
Que me iluminan y alumbran,
Y me conceden la dicha de tus ojos,
Cuando sé han posado y yo los quiero tanto
Como quiero sé tu preso
Como quiero darte un beso
Y contagiarte toda mi felicidad
Y que me importa si ya no te dejo de mirar.
Ten mi voz,
Mis hojas de noviembre,
Que mi canción no perseguía otro fin,
Que comenzar diciendo que hoy, he venido a verte
Haber si podía hacerte sonreír,
Haber si podía hacerte sonreír.
Quisiera acariciar con mis palabras la tersura de tu espalda
Y en tus hombros poner un beso y un manto de caricias
Como el roce de la brisa,
Y beberme tu sonrisa y agotar tu siempre boca manantial,
Y acariciarte, con mi música y andarte tarareando
Y aún llevarte como llevo, mi guitarra a donde voy,
Y que me importa si ya no te dejo de tocar.
Ten mi voz,
Mis hojas de noviembre,
Que mi canción no perseguía otro fin,
Que continuar diciendo que hoy, he venido a verte
Haber si podía hacerte sonreír,
Haber si podía hacerte sonreír.
Tus manos son la suavidad que extraño,
Para detener el mundo, y elevarlo hasta mi boca y respirar de su perfume,
Son las flores de tus brazos que detienen los pedazos de mi vida,
Que hoy se arrastran hasta aquí para sembrarse,
Para crecer y acunarte entre mis ramas, y cubrirte de cuidados,
Esta vez y para siempre, y que me importa, si jamás te dejo de abrazar.
Tomado de AlbumCancionYLetra.com
Ten mi voz,
Mis hojas de noviembre,
Que mi canción no perseguía otro fin
Que terminar diciendo que hoy, he venido a verte
Haber si podía hacerte sonreír,
Haber si podía hacerte sonreír.