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Cada mañana sale el sol, cuando aparece por el salón,
no me concentro en ningún momento
estoy perdido en sus ojos negros.
Rozar sus manos me pone a mil y casi nunca se fija en mí,
habita un ángel en su mirada
y me atraviesa cuando me habla.
Por ella, la noche se vuelve una oración
por ella, se rompe un triste corazón
por ella, pervivo, mi sueño en silencio
por ella, en esta habitación.
Me he vuelto frágil ante su voz, lo que daría por este amor,
pero es que ella no se da cuenta, soy invisible y me da la vuelta.
Por ella...