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Crees que hay cinco minutos más
para quien no va a mentir
y regala su verdad
a aquél que la quiere escuchar.
¿Y tú de qué...?
Aprende a mirar.
Vale tanto un ladrón como su libertad.
Y aún no sé si realmente sabes
o alguna vez has sabido
lo que pretendes.
Ves, ves los días pasar
y alejarse de ti
sin siquiera mirarte,
y eres incapaz de decir nada más.
Cierras los ojos, y vuelves a marchar.
Escúchame bien,
esto no va así.
De esta manera no es fácil vivir.
Tú no eres real,
y aún no comprendo
lo que pretendes.