Hay momentos que mi alma está desangelada, con sus alas rotas, sin cielo y sin patria. Y yo la tengo aquí, en una habitación prestada. Y te busco desesperada, entre los renglones de tu voz que me habla.
Y me vence el sueño al compás de tus palabras, pero qué bueno saber de tí, que hayas buscado una tregua para poderme escribir. Pero qué bueno saber de tí, y que dediques un ratito solamente para mí.
Y me encuentro en tu verdad esas manos abiertas, sobre las que descansar y no me dormiré, con el dulce sabor de que en ésta vida todo tiene un porqué, todo tiene su razón de ser.
Ciertas noches, en las que no quiero nada, y me siento hueco con la sonrisa desgastada. Y me hundo en un dedal, y vuelvo a resucitar si me amanezco entre tus cartas.
Pero qué bueno saber de tí, que hayas buscado una tregua para poderme escribir. Pero qué bueno saber de tí, y que dediques un ratito solamente para mí.
Y me encuentro en tu verdad esas manos abiertas, sobre las que descansar y no me dormiré, con el dulce sabor de que en ésta vida todo tiene un porqué.
Tomado de AlbumCancionYLetra.com
Pero qué bueno saber de tí, que hayas buscado una tregua para poderme escribir. Pero qué bueno saber de tí, y que dediques un ratito solamente para mí.