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Voy a coger de nuevo la sartén
y cocinar las cosas desde abajo
y los clavos en las manos
y las ganas de nadar por ti.
Ya no tengo miedo y tengo una cosa que se llama vanidad
para volarle la tapa de los besos
a todas las manías de los reumas de los viejos
tocando fondo, lo que fuera hondo llegará muy lejos.
Por las nubes y a volar y a tener millones de bocinas que sonar.
Y las calles a rabiar de gente
y yo tranquilo, y yo tranquilo
y yo no, no, no, no
tan tranquilo.
Y la huella de zapato en la nariz
y prisas, y dudas y yo tranquilo
con la cruda realidad de poder reir de ti como reir de mi.
De mi pesadilla de color vainilla
y tocar mi ultima cancion con los dedos pegaos
con la tripa reventada y caminar despacio
mirandote mirar.
Y las calles a rabiar de gente
y yo tranquilo, y yo tranquilo
y yo no, no, no, no
tan tranquilo.
Y tu de atrás palante y ser galante
con todas las esposas y ser sucio
con todas las amantes de mi almohada
y yo tranquilo.
Y la gente que se quema todas las mañanas por la calle de las diez de la mañana
y el futuro que dirán, que pensarán y yo tranquilo.
Y los peces y los días y las cosas
que se ponen cada vez más lejos
y los amuletos que se ponen a duras contigo.
Y las calles a rabiar de gente
y yo tranquilo, y yo tranquilo
y yo no, no, no, no
tan tranquilo.