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A lo largo y ancho del país se han acumulado las injusticias como aleros de leña reseca, la indignación del oprimido es como la brea, incendiable con el menor chispazo, la inmensa energía que se pondrá en acción al despertar del pueblo, requiere una orientación correcta para que de cómo resultado la libertad. Esta orientación correcta surge de la teoría revolucionaria, el conocimiento de nuestra historia y las grandes experiencias practicas del pueblo. Nuestros mártires cumplieron su papel de iniciadores, a sus herederos toca resolver los problemas teóricos y prácticos que obstaculizan el avance de la historia. No bastan el coraje y la decisión, se requiere dominar la ciencia de la revolución, fruto de la lucha y del estudio tenaz y continuado. Nadie debe olvidar a los caídos, a los cientos de presos políticos que pueblan Lecumberri y las cárceles de la provincia, a las compañeras de la cárcel de mujeres, a los desterrados, a los desaparecidos.
¡Por ellos, por nosotros y por todos, una vida de lucha, no silencio!