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Amo tu suelo,
cuerpo celeste,
amo tu piel:
cal viva y fuego,
sales y fuentes,
yermo y edén.
Amo tu suelo,
y aquí me quedo
para beber
lo que me diste
y lo que espero:
días de miel.
Para tener vuelo como el viento,
para empujar como la mar,
para volver a tomar aliento
dame de ti... Tierra.