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Ajeno al tiempo
se que quisieras seguir,
pero mil voces te ahogan
para que formes la cola del seguro porvenir.
Por eso te vi escapando
en las horas sin sol,
de las miradas oscuras
que aprobaron las torturas del fugado represor.
Son quienes no alcanzan la paz
por sus viejos miedos.
Hoy esperan de vos seguridad.
Que no te demore el mundo, no,
poniéndote el antifaz.
Y buscando acomodarte
en medio del derrumbe de su decadencia.
Pues la enfermante histeria
que hay a su alrededor,
tratará de agotarte
para que formes parte de su digestión.
Y en su falso amor,
padecen de pasión.
Antes de arrepentirse de su error.
Mata el miedo que guarda el animal.
Limpia el cuerpo, pues dentro de él estás.
Si buscas libertad, ya no andes por fuera.
Hombre de mil nombres nace ya, nace ya