El otro día fuimos al parque
a ver la galería de arte,
y cuando terminó la mañana
pasamos a comprar africanas.
Cargué con un cartucho
contento para casa
y lo guardé en el frío
porque el calor abraza,
y vaya usted a saber lo que pasa...
Anoche tuve una visita:
un matrimonio y su vejiguita,
y como era ocasión apropiada
quise brindarles mis africanas.
Cuando encontré la bolsa,
después de buscar mucho,
la sacudí en mi oído diciendo:
nada escucho.
Adentro hallé no más que cartucho.
¿Quién se comió mi africana?
Si no fue Juana,
ni fue su hermana,
que alguien me diga quién se ha comido mis africanas.
Es concebible,
y no imposible,
que yo sujete mis africanas con imperdibles.
Una pepilla,
me hacía cosquillas
interrogando sádicamente a la giraldilla.
señor Abate,
no se arrebate
si usted encuentra tanta ricura de chocolate.
¿Quién fue?
¿Quién fue?
¿Quién se comió, quién se comió,
quién se comió mi africana.?
Tomado de AlbumCancionYLetra.com
A principios de 1988, si la memoria no me falla, asistí al teatro «Alejando García Caturla», en La Habana la primera vez que esta canción fue interpretada en público. Poco después Silvio fue severamente criticado por los «medios especializados» acusado de haberse rendido ante la simplicidad. Francamente la crítica me pareció exagerada. ¿Acaso no se puede componer una canción jodedora sobre una vivencia personal? ¿Es que todo debe ser «serio y comprometido»? ¿Y quién define lo que es «políticamente correcto»? (Nota de H.V.)