Caramba ñero se oscurecieron mis dias,
alzó el vuelo mi alegría
cuando menos lo esperaba.
Triste mañana sentí perder un tesoro,
mi caballo Rucio Moro
donde yo siempre coleaba.
Lo hallaron en el potrero,
en el potrero con la nuca reventada,
parece q una centella
le dio una vuelta e´ campana.
Quien se iba a imaginar
que a mi caballito algo malo le aguardaba
para quitarle la vida
dejando mi alma enlutada.
Partí enseguida al conocer la noticia,
viendo la caballeriza un poquito solitaria.
Llegue al lugar donde estaba mi caballo,
vi los impactos de un rayo
en medio de cuatro palmas.
Mas a la orilla del río,
con otras bestias saltaba la potra Zaina,
dando vuelta y relinchando
bastante desesperada.
Pobre mi caballo Rucio,
arrodillado con la cabeza encajada
Cuando fui a cerrar sus ojos
le brotaron sendas lágrimas.
Pasó la brisa desensillando añoranzas,
mientras una garza blanca
observaba en la cañada
Canto un carrao en una punta de mata
y una triste paraulata enmudeció la sabana.
En las arenas del río,
mi Rucio Moro dejo sus patas marcadas
cuando con su potra fue
a retozar en la playa.
La soga de mi cariño,
de mi cariño apareció reventada
por unos cuantos tirones
del destino en su jugada
Adiós amigo me broto del corazón,
sentí gran desolación
cuando le daba la espalda.
Un hueco grande donde su cuerpo cupiera
y encima del poco e´ tierra,
mi sombrero pelo e´ guama.
Pa´que el rocío mañanero,
caballo Ruco humedezca mi plegaria
y los albores del tiempo
le den su gracia temprana.
Que le traigan serenata,
los pajaritos que vienen de la montaña
para que su negra senda
se le convierta en hazaña.
Cayó la tarde enmarcada en arreboles, cuantas lunas cuantos soles
presagiaron mi nostalgia.
Se fue el jilguero que pregono mi alegría, pedazo de vida mía retacito de mi infancia.
Querubín de mis anhelos,
de mis anhelos cercanía de mi distancia
Cuanto quisiera quitarle
al mastranto su fragancia.
Ceñirme en el desespero,
de aquel lucero que titila y se quebranta
El que muere lentamente
amoldado a mi esperanza
Caballo Rucio te saliste del corral, convertido en vendaval
volaste la puerta de tranca.
Jamás pensaste que te acechaba la muerte, culpable tu mala suerte
que te condujo a la trampa.
Entre lienzos del recuerdo,
caballo mío inerte queda tu estampa
para tus tantos amigos
un manantial de añoranzas.
Hoy tu destino es un bongo,
bongo perdido de canalete y palanca
Varado y abandonado
en los confines de Arauca.
Silla y bozal se preguntan con dolor,
porque el destino traidor
no cambiaria su morada.
La talanquera que bastante le apoyo,
triste también comento
esta de luto la manga.
Desde el Coso hasta el Tapón,
se oye un murmullo
de entrecortadas palabras,
y las muchachas reparten
en lluvia cintadas doradas.
Con la tarde veranera
allá en el monte se oye cantar las chicharras
y un vesperal de nostalgia
se lleva el viento en sus alas.
Agüita fresca esta ofreciendo el jagüey, mientras allá en el caney
me aguarda mi campechana
Grito altanero de soberano sentir
tú no te vas a morir
mientras existan sabanas.
Tomado de AlbumCancionYLetra.comDesde un rincón oriental,
en Venezuela por el estado Monagas
hasta el impetuoso meta
en las tierras Colombianas.
Remontando el Orinoco, el río Apure, Casanare y el vichada
para morirte de viejo
en las ondas araucanas.