Cuando me lleve el destino
por otras huellas un día,
cuando ansias de andar me alejen
de mis tardes amarillas
iré cargando bagajes
de tristezas escondidas
y soledad de distancias
hincadas en mis pupilas.
Cómo he de extrañar entonces
calor de tierra nativa,
como he de sentir la ausencia
de mis tardes amarillas,
con espejos de represa
donde las nubes se miran
y tristes sauces llorones
que en la acequias musitan.
Tardes que tienen misterios
de cardón en sus aristas
y vuelo de tordos negros
buscando tuscas floridas.
Hachas oscuras de bosques
en sus espaldas hundidas
y pinzas negras de jumes
en un brillar de salinas.
Tardes que tienen ojeras
azules de lejanía,
cansados carros fleteros
que en las picadas rechinan.
Palabras de viento norte
que se amargan de jarillas
y silbidos de perdices
en los montes escondidas.
Ay, cuando un sueño me aleje
de mis tardes amarillas
me acompañarán los cantos
tristones de las urpilas,
vidalas de ausencias largas
cantando mi despedida
y soledad de quimiles
hecha adiós en sus espinas.
Como he de extrañar entonces
calor de tierra y de vida
como he de sentir la ausencia
de mis tardes amarillas,
mientras los parches legüeros
se alarguen de letanías
y los yanarcas me atajen
presintiendo mi partida.
Tomado de AlbumCancionYLetra.comLETRA: Dalmiro Coronel Lugones
MÚSICA: Peteco Carabajal