Idioma Origen:
Arena
que peina el viento como mi pena,
que arrastra el tiempo que es mi condena,
que te dejaste la puerta abierta
y me fui corriendo de los tormentos de esta marea.
Arena
que te colaste por mi chimenea
alborotándome la candela
y despotricando...
Mira mi abuela
como se come to´ de un filetazo la tartera.
Abuela
no te me mueras en la encimera
que se me ensucia y está seminueva,
que tú te piras y a mí me queda
la noche entera limpiando mierda,
haciendo faena.
Abuela,
ahora que veo tu cuerpo a tierra
de un arrebato cojo carrera,
de un puñetazo en to´ la cabeza
arranco tus muelas
que son de oro.
¡Son de mentira!
no tiene guasa,
vaya mandanga,
a ver quien te entierra.
Abuela
estás más blanca que una aspirina,
ya no te mueves,
ya no te expresas,
se está muriendo la primavera.
Arena
que peina el viento como mi pena,
que arrastra el tiempo que es mi condena,
que te dejaste la puerta abierta,
y me fui corriendo de los tormentos de esta marea.
Abuela
no te me mueras en la encimera,
ahora que veo tu cuerpo a tierra
de un arrebato cojo carrera
y de un puñetazo en to´ la cabeza
arranco tus muelas
que son de oro,
a ver si lo vendo.
¡Son de mentira!
vaya mandanga,
a ver quien te entierra.
Idioma Destino:
Arena
que peina el viento como mi pena,
que arrastra el tiempo que es mi condena,
que te dejaste la puerta abierta
y me fui corriendo de los tormentos de esta marea.
Arena
que te colaste por mi chimenea
alborotándome la candela
y despotricando...
Mira mi abuela
como se come to´ de un filetazo la tartera.
Abuela
no te me mueras en la encimera
que se me ensucia y está seminueva,
que tú te piras y a mí me queda
la noche entera limpiando mierda,
haciendo faena.
Abuela,
ahora que veo tu cuerpo a tierra
de un arrebato cojo carrera,
de un puñetazo en to´ la cabeza
arranco tus muelas
que son de oro.
¡Son de mentira!
no tiene guasa,
vaya mandanga,
a ver quien te entierra.
Abuela
estás más blanca que una aspirina,
ya no te mueves,
ya no te expresas,
se está muriendo la primavera.
Arena
que peina el viento como mi pena,
que arrastra el tiempo que es mi condena,
que te dejaste la puerta abierta,
y me fui corriendo de los tormentos de esta marea.
Abuela
no te me mueras en la encimera,
ahora que veo tu cuerpo a tierra
de un arrebato cojo carrera
y de un puñetazo en to´ la cabeza
arranco tus muelas
que son de oro,
a ver si lo vendo.
¡Son de mentira!
vaya mandanga,
a ver quien te entierra.