Idioma Origen:
Tu abrazo es el aire que hace
que se infle el alma,
pero mi cuerpo es pequeño
y no cabe tanta.
Tu boca es una mentira
que no miente nunca.
Es una mentira porqué no hay
una boca como la tuya.
El lágrima que te sale
la guardaría
para que no tuvieras pena
y usaras siempre la misma.
Te quiero abrazar de noche
por si, de día,
no puedes estar conmigo...
Con tu olor me conformaría.
Me acuerdo de ti camino de Madrid;
las cuatros gotas de un otoño
que recien llegó,
sacó la ropa de sus maletas
y se instaló.
Y llegaste tú y llenaste de luz
las rejas viejas de la baranda de mi balcón,
que hacía tiempo que no iluminaban mi habitación.
La casa donde nací.
El lágrima que te sale
la guardaría
para que no tuvieras pena
y usaras siempre la misma.
Te quiero abrazar de noche
por si, de día,
no puedes estar conmigo...
Con tu olor me conformaría.
Me acuerdo de ti camino de Madrid;
las cuatros gotas de un otoño que recien llegó,
sacó la ropa de sus maletas
y se instaló.
Y llegaste tú y llenaste de luz
las rejas viejas de la baranda de mi balcón,
que hacía tiempo que no iluminaban mi habitación.
La casa donde nací.
Idioma Destino:
Tu abrazo es el aire que hace
que se infle el alma,
pero mi cuerpo es pequeño
y no cabe tanta.
Tu boca es una mentira
que no miente nunca.
Es una mentira porqué no hay
una boca como la tuya.
El lágrima que te sale
la guardaría
para que no tuvieras pena
y usaras siempre la misma.
Te quiero abrazar de noche
por si, de día,
no puedes estar conmigo...
Con tu olor me conformaría.
Me acuerdo de ti camino de Madrid;
las cuatros gotas de un otoño
que recien llegó,
sacó la ropa de sus maletas
y se instaló.
Y llegaste tú y llenaste de luz
las rejas viejas de la baranda de mi balcón,
que hacía tiempo que no iluminaban mi habitación.
La casa donde nací.
El lágrima que te sale
la guardaría
para que no tuvieras pena
y usaras siempre la misma.
Te quiero abrazar de noche
por si, de día,
no puedes estar conmigo...
Con tu olor me conformaría.
Me acuerdo de ti camino de Madrid;
las cuatros gotas de un otoño que recien llegó,
sacó la ropa de sus maletas
y se instaló.
Y llegaste tú y llenaste de luz
las rejas viejas de la baranda de mi balcón,
que hacía tiempo que no iluminaban mi habitación.
La casa donde nací.