Traducción de la letra El México que se nos fue de Juan Gabriel

Idioma Origen:

I

Cómo ha cambiado mi pueblo,
mi pueblo ya no es el mismo
de aquel pueblo tan hermoso
al de hoy hay un abismo.
Ya no hay mujer con rebozos,
ya no hay hombres campesinos,
ya el cántaro no va al pozo,
lo rompió el industrialismo.
Ya se contaminó el agua
de las acequias y ríos,
ya se secó un ojo de agua,
ya cerraron el molino.
Ya la mujer no usa enaguas,
ni el hombre calzón de indio,
ya la mujer no usa el habla,
ni el hombre, su civismo.

II

Ya las casitas de adobe
están desapareciendo,
hoy las construyen de bloque,
feas las están haciendo,
la plata y el oro del pobre
caros se han ido poniendo,
ya no hay monedas de cobre,
de níquel hoy vienen siendo.
Ya no oigo tocar la banda
de los Suárez y sus hijos,
¡qué triste se ve la plaza
los sábados y los domingos!,
ya hay otras clases de bandas,
ya no hay quiosco ni estanquillo.
Ya la gente del campo se ha ido
a emprender una nueva aventura
a los campos de Estados Unidos,
con tristeza y, quizás amargura,
de saber que en su pueblo han perdido
el ingenio, el molino y cordura.
Pocos vuelven de allá, y yo he venido,
y lo encuentro cambiado y no hay duda
de que ya no es aquel pueblo chiquito
que inspiraba añoranza y ternura;
ya no es aquel pueblo bonito,
el comercio le trajo basura.

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III

Aquel tiempo se hablaba de rancho,
de la milpa y la tabla de arroz,
de la música, el baile y el canto,
del padre, de la madre y de Dios,
de la siembra y cosecha del campo,
de la casa, el lugar y el amor.
Ahora hablan de que hay terrorismo,
del peso y su devaluación,
ahora hablan con tal pesimismo,
de que ahí viene otra revolución,
ahora en vez de mirarse ellos mismos,
ahora miran la televisión.
Idioma Destino:

I

Cómo ha cambiado mi pueblo,
mi pueblo ya no es el mismo
de aquel pueblo tan hermoso
al de hoy hay un abismo.
Ya no hay mujer con rebozos,
ya no hay hombres campesinos,
ya el cántaro no va al pozo,
lo rompió el industrialismo.
Ya se contaminó el agua
de las acequias y ríos,
ya se secó un ojo de agua,
ya cerraron el molino.
Ya la mujer no usa enaguas,
ni el hombre calzón de indio,
ya la mujer no usa el habla,
ni el hombre, su civismo.

II

Ya las casitas de adobe
están desapareciendo,
hoy las construyen de bloque,
feas las están haciendo,
la plata y el oro del pobre
caros se han ido poniendo,
ya no hay monedas de cobre,
de níquel hoy vienen siendo.
Ya no oigo tocar la banda
de los Suárez y sus hijos,
¡qué triste se ve la plaza
los sábados y los domingos!,
ya hay otras clases de bandas,
ya no hay quiosco ni estanquillo.
Ya la gente del campo se ha ido
a emprender una nueva aventura
a los campos de Estados Unidos,
con tristeza y, quizás amargura,
de saber que en su pueblo han perdido
el ingenio, el molino y cordura.
Pocos vuelven de allá, y yo he venido,
y lo encuentro cambiado y no hay duda
de que ya no es aquel pueblo chiquito
que inspiraba añoranza y ternura;
ya no es aquel pueblo bonito,
el comercio le trajo basura.

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III

Aquel tiempo se hablaba de rancho,
de la milpa y la tabla de arroz,
de la música, el baile y el canto,
del padre, de la madre y de Dios,
de la siembra y cosecha del campo,
de la casa, el lugar y el amor.
Ahora hablan de que hay terrorismo,
del peso y su devaluación,
ahora hablan con tal pesimismo,
de que ahí viene otra revolución,
ahora en vez de mirarse ellos mismos,
ahora miran la televisión.