Idioma Origen:
Yo que siempre fuí a ciegas, sin querer ver la verdad, que nunca abrí los ojos hasta que me fui a estrellar, no pude esquivar la decepción final.
Tú, que mientes más que hablas y haces daño por hacer, ajeno a los infiernos que otros pueda padecer. Cuando me das amor, me das dolor también.
Entre mil dudas naufragué, entre tus brazos me olvidé. Perdido el norte me encontré entre la angustia y el placer.
Y castigada repetí el mismo error, principio y fin
de lo que ya no se puede evitar.
No, no pienses que te culpo de mi torpe decisión,
sólo yo soy culpable, y responsable ante dios.
Llegados hasta aquí, ¿qué más quieres de mí?.
Y navegando sin dirección, la confusión me arrastrará hacia ningún lugar, y la marea entierra mi razón hundiéndola, ahogándola.
Entre mil dudas naufragué, entre tus brazos me olvidé. Perdido el norte me encontré entre la angustia y el placer.
Y castigada repetí el mismo error, principio y fin
de lo que ya no se puede evitar.
Me arrancaría el alma, pero hoy me falta el valor.
Me arrancaría el alma, pero hoy me falta el valor.
Entre mil dudas naufragué, entre la angustia y el placer, algo que ya no se puede evitar.
Idioma Destino:
Yo que siempre fuí a ciegas, sin querer ver la verdad, que nunca abrí los ojos hasta que me fui a estrellar, no pude esquivar la decepción final.
Tú, que mientes más que hablas y haces daño por hacer, ajeno a los infiernos que otros pueda padecer. Cuando me das amor, me das dolor también.
Entre mil dudas naufragué, entre tus brazos me olvidé. Perdido el norte me encontré entre la angustia y el placer.
Y castigada repetí el mismo error, principio y fin
de lo que ya no se puede evitar.
No, no pienses que te culpo de mi torpe decisión,
sólo yo soy culpable, y responsable ante dios.
Llegados hasta aquí, ¿qué más quieres de mí?.
Y navegando sin dirección, la confusión me arrastrará hacia ningún lugar, y la marea entierra mi razón hundiéndola, ahogándola.
Entre mil dudas naufragué, entre tus brazos me olvidé. Perdido el norte me encontré entre la angustia y el placer.
Y castigada repetí el mismo error, principio y fin
de lo que ya no se puede evitar.
Me arrancaría el alma, pero hoy me falta el valor.
Me arrancaría el alma, pero hoy me falta el valor.
Entre mil dudas naufragué, entre la angustia y el placer, algo que ya no se puede evitar.