Autor: David César Pertíñez Blasco
Era una tarde como cualquiera,
cuando el destino quiso cruzarme con ella.
Andaba sola, miraba al suelo,
recuerdo que llevaba recogido el pelo.
Y tantas cosas quise decir?
Éramos niños pero ya estaba por ti.
Noté tristeza en su mirada,
algo sentía cuando vi que se alejaba.
Quise acercarme, seguir su paso?
Vi que llevaba un angelito entre sus brazos.
No hagas preguntas, me dijo ella,
esta es mi vida y esta es mi pena:
Y me decía,
que había conocido a un chico en romería.
Y me contaba
que aquella misma noche la dejó marcada.
Que era mentira,
que las estrellas y la luna le prometía.
Que estaba sola, nadie le hablaba;
que se sentía abandonada.
No sientas lástima sólo por mi.
Me queda orgullo,
lo que me cuesta es sonreír.
Y aunque soy joven,
no soy cobarde.
Sé como vive y se desvive una madre.
Los sentimientos se desahogaron,
y como un río sus lágrimas brotaron.
Yo así te quiero y te comprendo
toda esa rabia contenida en tus adentros.
Cogí su mano y a su angelito,
y ahora ya tiene dos apellidos.
Y me decía,
que había conocido a un chico en romería.
Y me contaba
que aquella misma noche la dejó marcada.
Que era mentira,
que las estrellas y la luna le prometía.
Que estaba sola, nadie le hablaba;
que se sentía abandonada.
Y me decía?
Tomado de AlbumCancionYLetra.comQue aquella misma noche la dejó marcada.
Toma, mi vida,
las estrellas y la luna que tú querías.
Y si me llora me llega al alma.
Es de alegría por ser amada.