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Aún no se había atrevido
la pesada reja del corvo arado
a abrir ni visitar las entrañas piadosas
de nuestra primera madre;
que ella, sin ser forzada, ofrecía,
por todas las partes de su fértil y espacioso seno,
lo que pudiese hartar, sustentar y deleitar
a los hijos que entonces la poseian.
(Miguel de Cervantes)
De un cielo enturbiado y gris
lluvia grasienta de abril
sobre una tierra que hoy
siente que enfermó.
Mientras camino por ti
páramo triste e infeliz
gritaré a tu oído quién,
quién te dañó así.
Fue el hombre blanco, fue él,
borracho de ausencias va.
Tomado de AlbumCancionYLetra.com
Un día en ti cultivé
y de ti me alimenté,
como animal yo jugué
a ti me abracé.