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Son los tiempos de caridad, se sube al metro la soledad y recargada en una puerta se tapa el frió de urbanidad, mientras le limpian los zapatos niños morenos de corta edad.
En una esquena se sientan dos, el piso es frió sus labios mas. Ponen su voz en un metal y estallan gritos en él cristal. Es cementerio de sonidos que agitan puños a la ciudad.
Algún asiento los ve pasar, ciegos y mudos abren el mar. Unos endulzan las rodillas, los otros piden por su canción. Los semanarios no los pelan mas les preocupa la población.
Son dos payasos en la función de edad austera sin vocación. Reciclan chistes veteranos, los pasajeros sin expresión, después se piden mil disculpas: es ser bufón o es ser ladrón.
Frunce su seño un orador promete en cristo la redención. Y al otro lado del vagón se escuchan coplas de alguna canción. Niños en brazos de mujeres provocan a veces un peso o dos.
Tomado de AlbumCancionYLetra.comLa media noche se escurre en mar, moja las venas de esta ciudad y se entumecen los latidos, y los mendigos duermen en paz y no son cubiertos por laguna ni por los labios de esta ciudad.